¿Porqué me pasa esto?
Hubo un tiempo en que el pueblo de Israel fue derrotado en batalla, en su angustiado corazón el rey no podía razonar completamente lo que había sucedido así que se puso a buscar entre sus recuerdos para determinar en qué le había fallado él, o el pueblo, a Dios.
Siendo así, descubre que en realidad ellos habían servido fielmente a Dios, no le habían fallado, no estaban adorando a otros dioses, ni se habían apartado del camino correcto. Por lo que se pregunta entonces a sí mismo: ¿qué hicieron para ser abandonados? Esta derrota histórica fue en los tiempos del Rey David y el lamento público está registrado en el Salmo 44.
Ante la derrota lo primero que tendemos a hacer los cristianos que servimos a Dios, es revisar cómo estamos, buscar entre nuestros recuerdos de qué manera específicamente, le hemos fallado a Dios. Esto porque siempre tendemos a evaluar nuestra vida cristiana basados falsamente en nuestro desempeño. Creemos que nos a bien si nos "portamos bien" o que nos "debería " de ir bien porque le servimos a Dios. Esto es muy usual pero rara vez hablado publicamente.
Siguiendo con nuestra historia, seguidamente el Rey David hace lo mismo que hoy en día seguimos haciendo los cristianos: cuestionamos a Dios ¿ porqué? ¡ despiértate Dios! ¡Defiéndeme! ¿ Acaso no ves que estoy afligida y pasándola mal? (Parafraseo mío del pasaje Salmos 44: 23-26)
Últimamente he visto muchos casos iguales porque amigas han confiado en mi para contarme sus derrotas en batalla. Vez tras vez pude observar la forma en que ellas seguían el mismo patrón para llegar al final con la misma pregunta: "¿Porqué me pasa esto?"
En mi opinión, creo que es algo común, común no sólo en los días del Antiguo Testamento sino también en los días en que Jesús caminó sobre la tierra:
Mateo 5: 10 dice :
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Es decir, si Jesús tuvo que decirlo es porque esto era algo que sucedía. El conocía el corazón de las personas tanto como para tener conocimiento de lo que le estaban preguntando a Dios dentro de ellos mismos.
Luego, Pablo lo vuelve a repetir en Romanos 8: 36
Y Pedro lo repite dos veces en 1 Pedro 3: 13-17 y en 1 Pedro 4:12-16.
Entonces, podemos suponer que el cuestionar a Dios en medio de procesos dolorosos es algo común.
Sin embargo, Dios nunca ha dicho que no tendremos luchas, nunca dijo que no tendríamos problemas si le seguíamos. Entonces, ¿porqué continuamos con la histórica pregunta del "porque me pasa esto"?
Tal vez no hemos comprendido que aún en medio del dolor seguimos siendo vencedores. Que en medio del dolor de la persecución somos dichosos a los ojos de Dios. O que por nuestra actitud ante nuestro propio sufrimiento podemos dar mejor testimonio aun a los no creyentes.
¿O será que pensamos que el dolor nos aleja de Dios? Que el dolor es signo de nuestra inconstancia para seguir a Dios en el camino trazado. ¿O será simplemente que somos aún muy niños como para comprender la totalidad de la sabiduría y la soberanía de Dios?
Eclesiastés 7: 3 dice que es mejor la tristeza que la risa, porque la tristeza le hace pensar al corazón.
Es en el quebrantamiento del corazón cuando aprendemos a valorar las cosas, es en la fatalidad cuando aprendemos a ver la fragilidad de la vida, es en la impotencia cuando vemos la poderosa mano de Dios y es en la vorágine del cambio cuando comprendemos la inmutabilidad de Dios.
Así que mujeres que viven para Dios, no se aflijan cuando viene el llanto, no cuestionen cuando sufran, ni se rebelen en el dolor. Sino mas bien recuerden esta preciosa promesa:
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados,
ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo,
ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,
que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Romanos 8:38-39
¡Un abrazote!
Dios es fiel
Priscilla
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