Gratitud: una palabra que cambia TODO.

Para ustedes no es un secreto que esté año ha estado plagado de cambios. Ustedes, han visto en primer plano lo que éstos cambios han significado.

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Una amiga me dijo hace unos días que a los únicos a los que les gustan los cambios es a los recién nacidos. ¡Y es el cambio de pañal!

Inició como una conversación casual y ligera pero pronto se convirtió en una meditación acerca de mis últimos meses.
A mi, honestamente, no me gustan los cambios. Si yo pudiera quedarme con las mismas cosas para siempre, sería feliz y siempre reacciono mal ante los cambios, y cuando no son de mi agrado tiendo a tener una peor actitud hacia ellos. Un ejemplo sencillo es el celular, yo detesto cambiarlo porque me gusta la comodidad de saber en dónde y cómo está todo en un lugar específico, lo cual no sucede con uno nuevo. 

El problema con tener una mala actitud hacia el cambio, en mi caso, es que comienzo a quejarme. Y la queja es un pecado. Si, la queja es un pecado.
Porque la queja deja ver que en lo más íntimo del corazón no estamos contentas acerca de cómo Dios está manejando nuestra vida. Le estamos diciendo a Dios que nosotras podríamos hacerlo mejor. La queja también es decirle a Dios que no estamos ontentas con lo que nos ha dado. Con la queja le manifestamos a Dios, y al mundo, que no confiamos en Él, ni en sus promesas. Cuestionamos el verdadero carácter de Dios. Cuestionamos nuestra fe.
La queja no sólo es una queja, la queja es una enfermedad pecaminosa que evidentemente nos lleva lejos de Dios.

La queja no es la solución a lo que percibimos como problemas o cambios o circunstancias pues la queja poco a poco nos destruye y destruye todo lo que tengamos a nuestro alrededor. Así nos lo hace ver Dios en éste pasaje: 

Gotera contínua en tiempo de lluvia
y la mujer rencillosa son semejantes;
pretender contenerla es como refrenar el viento,
o sujetar el aceite en la mano derecha.
Proverbios 27:15-16

Pero hay esperanza. Nuestra esperanza se encuentra en Dios y en su Palabra. Veamos.

Den gracias a Dios en toda situación, 
porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús. 
1 Tesalonicenses 5:18

Como nos lo dice éste versículo, Dios desea que nosotras le demos gracias a El por todas las situaciones que estemos atravesando. No dice que sólo demos gracias cuando las situaciones salen como quiero o como me gusta o cuando son agradables. Dice que se debe de dar gracias en toda situación, sea agradable mi o no. Y al no hacerlo estamos intencional y rebeldemente oponiéndonos a Dios. 

Si hay algo que sé de primera mano es que la queja comienza en la mente. 


Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. 
Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable,
 todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable.
 Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza. 
Filipenses 4:8


Una palabra clave en éste versículo es concéntrense. Esto significa que mi mente se enfoca o pone énfasis en algo determinado, en éste caso son las cosas que se enlistn a continuación. Si la queja comienza en nuestra mente podemos poner en práctica éste versículo y arrancar de raíz la queja.

En pocas palabras : Gratitud. Esa fue la palabra que lo cambió todo en mi vida.
Cada día me despertaba y comenzaba a dar gracias. Trataba de orar dando gracias en lugar de concentrarme en lo que deseaba o lo que me disgustaba. Con fe daba gracias, con fe creía que Dios cambiaría mi vida. Con fe daba gracias creyendo que aunque Dios no cambiara mi vida, Él podía cambiar mi corazón.
Así fue, con cada día que daba gracias podía ver cosas que antes no podía, con cada día que daba gracias aumentaba mi fe y sentía a Dios más cerca. Con la gratitud que está alineada a Su voluntad mi vida comenzaba a dar fruto: fruto agradable y bueno.
Con la gratitud mi vida cambiaba ante mis propios ojos.

La gratitud no es una solución mágica, la gratitud es un acto intencional de permancer en la voluntad de Dios, de creerle, de acercarse, de humillarse ante SU voluntad, de permitir Sus sueños dominar nuestros corazón, de admitir que somos Suyas y que Él tiene cuidado de nosotras, más allá de lo que nuestros ojos puedan ver.
La gratitud vale la pena. La gratitud cambió mi vida y la continúa cambiando... o talvez sólo cambió mi corazón y ahora mis ojos ven lo que El ve.

¿ Usted cómo planea cambiar su queja en gratitud?

¡Un abrazote!
Priscilla

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