¿Eres realmente agradecida?

Desde el 1 de noviembre  de éste 2018 inicié un estudio acerca de la Gratitud, si aún no está haciéndolo puede ver toda la información acá.


Yo me he comprometido a hacer éstos estudios de gratitud cada año en el mes de noviembre, porque al ser una quejosa por naturaleza, he aprendido por medio de la Palabra de Dios cómo la queja es un pecado que va en contra de la voluntad de El.

En realidad yo me considero una ex- quejosa pero para ser totalmente transparente con ustedes debo admitir que a veces caigo en la trampa del enemigo, de mi mente y de la comparación para finalmente terminar quejándome.
La cura para mí ha sido la gratitud. Ese es el motivo detrás de éstos estudios de gratitud que he hecho por años.



Uno de éstos día leía, escribía y meditaba en 1 Crónicas 16:8-14 como parte del estudio de gratitud que dice así:

Alabad a Jehová, invocad su nombre,
dad a conocer en los pueblos sus obras.

Cantad a él, cantadle salmos;
hablad de todas sus maravillas.

Gloriaos en su santo nombre;
alégrese el corazón de los que buscan a Jehová.

Buscad a Jehová y su poder;
buscad su rostro contínuamente.

Haced memoria de las maravillas que ha hecho,
de sus prodigios, y de los juicios de su boca,

Oh vosotros, hijos de Israel su siervo,
Hijos de Jacob, sus escogidos.

Jehová, él es nuestro Dios;
sus juicios están en toda la tierra.
1 Crónicas 16:8-14



Antes de ir directo a lo que Dios me enseñó en éstos versículos, quiero contarles el contexto: el rey David había pasado por muchos contratiempos para traer el arca a un lugar especial que había preparado para ella. A través de ése tiempo, el rey David había aprendido que aún los mejores y más correctos servicios para Dios deben de hacerse tal y como Dios lo desea porque de lo contrario ni aún ésos mejores esfuerzos prosperarán. De tal manera, el rey David luego de poner, finalmente, el arca en la tienda que había preparado, adora a Dios, pide perdón por él y por el pueblo e inicia una alabanza para el Señor. Entre varios adoradores músicos y el rey David cantan éstos versículos que son del Salmo 105.
Cuando leo las palabras que el rey David usa para ése pasaje no puedo evitar notar los muchos vocablos imperativos: alaben, proclamen, cuenten, canten, hablen, busquen, hagan,...

El ha encontrado algo maravilloso y desea compartirlo. Ese es el motivo detrás de ésas palabras de mandato. 

¿Alguna vez les ha pasado algo así? 
¿Alguna vez han encontrado algo maravilloso y desean compartirlo con otros?
¿Algún producto o algún alimento o algún tipo de servicio?
Y no pueden esperar para que otros lo prueben, lo vean, lo conozcan.

El rey David había encontrado algo MUCHO MAS GRANDIOSO que cualquier otra cosa por lo que deseaba que otros lo conocieran también y que a su vez le contaran a otros.
El quería que se expandiera por todos los lados el conocimiento acerca de las maravillas que Dios había hecho con él... él deseaba con todas sus fuerzas que pudieran comprender lo que él vivía.
El anhelaba que todos pudieran alegrarse de buscar a Dios, que pudieran verdaderamente alabar, contentarse, agradarse, satisfacerse en el santo nombre de Dios, tal como él lo había aprendido a hacer.

¿Es ésa una motivación real, contundente y contínua en mi vida: que otros conozcan a Cristo?

Casi puedo sentir el fuego con el que David cantaba tratando de motivar a otros.
Sus palabras están llenas de una emoción que contagia.

¿Será que mis propias palabras son así?

Desde que leí el libro Sígueme de David Platt, una chispa se encendió en mi interior. Esta chispa ha ido creciendo cada vez más y es avivada por cada uno de los eventos que Dios ha dispuesto a los que asista, así como conversaciones en las que el tema queda expuesto e incluso conferencias a las que he asistido.
Esa llama ahora es algo que no puedo contener...No sé manejarlo pero sé que se parece mucho a éstos versículos antes expuestos.
Mi deseo es también que otros alaben a Dios, proclamen el nombre de Dios, que cuenten las maravillas de Dios, que canten alegres a Dios, que hablen con otros acerca de lo que Dios ha hecho en sus vidas, que busquen a Dios para alegrar su corazón, que hagan memoria de las maravillas, prodigios, milagros y decretos de parte de Dios en sus propias vidas. Esto es hacer discípulos. Eso es lo que Dios me habló en medio de la alabanza de gratitud del rey David hacia Él. Porque si pudiera resumir en una sólo frase simple lo que estos versículos nos tratan de decir es: hagan discípulos.
Si yo estuviera TAN agradecida con Dios entonces deseo que los demás conozcan de Él.

¿Estoy verdaderamente agradecida como para compartirlo con otros?

Cristo nos dejó un mandato explícito justo antes de irse:

Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, 
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, 
enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes.
Mateo 28:19-20

¿Acaso no es esto que nos ha dicho Cristo lo mismo que dice el rey David que deberíamos de hacer: alabar, proclamar, contar a otros, cantar, hablarle a otros, buscar, hacer? 
¿pueden verlo?

La gratitud no sólo nos da una perspectiva nueva acerca de nuestra vida para no pecar contra Dios, la gratitud también nos impulsa a vivir de la manera en la que Dios desea: expandiendo Su reino.
¿Está usted TAN AGRADECIDA que está haciendo todo lo posible, dentro de su círculo de influencia, para expandir el reino de Dios?


¡Un abrazote!
Priscilla

Entradas populares